Albertito Grimaldi y el Negro Fernando me invitaron a navegar en el Santo Domingo, un velero clásico de madera Clase Grumete.
Un poco de historia: cuando Fernando y Alberto terminan el curso de timonel en el C.P.Y. se ponen a buscar un velero y encuentran este, el Santo Domingo, un Grumete que estaba en el Yacht Club San Fernando.
El velero estaba predestinado a navegar con ellos después de mucho tiempo, ya quien se los vendió lo único que hacia, era pescar desde la cubierta del velero amarrado en el club.
Este personaje desde que era propietario del velero no lo navegaba por no tener carnet de timonel.
Historia rara ¿no?
Pero de estas, hay muchas en la rivera.
Solo hay que caminar, encontrarlas y comprar muy barato un velero.
Con el tiempo repito una frase que me viejo me inculco:
“Siempre hay un roto para un descocido”
Hay oportunidades para todo el mundo, solo tenemos que saber aprovecharlas…
Bueno este velerito como el mio hizo pequeñas singladuras: de San Fernando a San Isidro, donde estuvo en amarra de cortesía por algunos días en el Puerto Pirata, para luego terminar frente al Puerto de Frutos en el Tigre donde tiene amarra en el club Marinas Narval.
Salio a navegar un par de veces por el Tigre, donde partió su palo original de madera tras engancharse un obenque en un árbol.
Así que hasta ahora, momento en que se consiguió un nuevo palo de aluminio, había quedado flotando en la amarra.
El velero esta totalmente repasado en sus maniobras.
Casco, cubierta y bandas con pintura nueva.
Se lo preparo en comodidad como un pequeño crucero, con un tablero de luces muy completo.
Luces de navegación reglamentarias a tope del palo, y en las crucetas luces de cubierta.
Dentro en la proa, en la popa y en los lugares de guarda también iluminados.
Luces direccionales en las cuchetas y conejeras.
El velero cuenta también con un inversor de corriente 12 V. a 220 W. y tomas de electricidad de puerto.
Grupo electrógeno, ecosonda con corredera digital Navman, compás magnético, bomba de achique manual, sus fondeos completos y anafe a gas, hacen al Santo Domingo un Grumete muy especial...
Con este velero uno puede navegar y hacer puerto en forma confortable.
Les cuento que yo nunca había navegado en un Grumete pero se de amigos que corrieron en la clase y me dijeron que es un barquito que vuela y moja.
Y cuando un velero moja es porque es muy veloz…
Alberto me invito a navegar al Río Paraná en el Santo Domingo con su socio y amigo el Negro Fernando.
Me pregunto si le poníamos el palo antes de salir, a lo que le conteste que como íbamos a navegar por el Delta era mejor no ponerle el palo ya que tendríamos una navegación más estable sin el.
Le pareció bien.
Así que el Jueves Santo nos fuimos en el auto de Albertito hasta el Tigre a buscar un plano impreso del Delta que me pareció bueno que tengan a bordo del barco.
Yo había comprado uno hacia un mes y me parecía muy completo.
No es una carta de navegación, es un plano turístico que tiene todos los datos que un navegante necesita tener a mano, como por ejemplo: recreos, estaciones para cargar combustible, rutas de lanchas colectivas y mucho más.
Luego de esto fuimos de compras al supermercado nos abastecimos de comida y bebida para el otro día.
Yo me fui a la casa de Patricia e hice la masa para bogas.
Al otro día, previo compra de hielo, nos encontramos con el Negro en el Narval.
Yo llegue en el coche de Alberto ya que somos vecinos.
Amarinamos al Santo Domingo y 11:05 hs. de la mañana soltamos amarras, navegamos saliendo del club al Río Lujan y después de unos metros viramos a estribor subiendo por el Río Sarmiento.
El día no podía ser mejor, cielo celeste, temperatura agradable y un excelente espíritu marinero hacia de esta experiencia una navegación muy entretenida.
Para mi era la primera vez que compartía una navegación con el Negro.
Con Alberto ya había navegado, fue cuando le hice una navegación de bautismo en el Plenamar 23, en el Periplo de Eduardo Bigotes.
Mientras disfrutábamos del paisaje íbamos cebando unos mates mientras degustábamos unas ricas facturas.
Hacia mucho tiempo que no navegaba el Río Sarmiento y me impresiono como cambio todo, muy lindas casas construidas en material, hermosos parques muy cuidados y muelles construidos con carpinterías prolijísimas.
A la altura del Río Capitán se nos acerca un crucero muy moderno con tripulación muy joven, chicas con cuerpitos esculturales veiteañeras acompañadas de chicos bien.
Se acercaron por babor y desde arriba nos preguntaron:
- ¿Muchachos saben donde puedo cargar combustible?
A lo que Albertito contesto.
- ¡Flaco no me digas que en ese crucero no tenés un GPS!
El muchacho se encogió de hombros y con cara de pocker contesto que No.
Alberto prosiguiendo con el gaste me dijo.
- Jorgito fíjate en el GPS y contale al muchacho donde hay un surtidor.
Yo saque mi GPS portátil le indique que un par de kilómetros más adelante del veril derecho tenia uno.
El Negro acotando ya en el súper gaste, le dijo:
- ¿Sabes que profundidad tenés debajo del crucero?, Si no, te doy lectura de la ecosonda que tenemos abordo.
El pibe acepto la joda sonriendo, nos agradeció y se fue tranqui.
Nosotros teníamos todos estos chiches abordo, pero lo que nos faltaba y era realmente envidiable, eran esos culitos de veinte…
En la foto Albertito al timón del Santo Domingo a su lado Croker Nauta.
Fotografía gentileza Negro Fernando.
Croker Nauta.
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