Historias del Periplo parte II

Ya estaba oscureciendo y habíamos decidido volver al Puerto de Olivos, aunque mi voto fue para quedarnos a dormir en el velero y salir al otro día.
La sudestada se había largado con todo, rayos, truenos y un viento furioso incluido.

Pero la mayoría gano, salíamos igual, aparte el Piloto Jorge T, aseguro que estaba todo bien y Eduardo que había entregado su confianza a él, le dio su voto a favor. Yo por primera vez dude...
Ellos tenían que estar el domingo en sus respectivas casas.
Y aca es donde voy a subrayar con comentarios, como les prometí en la parte I: Las cosas que tenemos que aprender de los errores...
Nunca dejen de lado esa primera sensación, (aca no esta todo bien, no salgamos) y dejarla relegada a decisiones de otros.
Si para ustedes no esta bien salir de puerto, ¡No Salgan!
Cuando uno es tripulante siempre tiene la opción de desembarcar, nadie tiene porque ofenderse y ustedes no tienen que sentir vergüenza de nada.
La náutica es un deporte peligroso y ustedes son los que tienen que evaluar hasta a donde se van a arriesgar en cada navegación.
Por supuesto que si ustedes tienen la nave a cargo, tomarán la determinación y el resto sabrá a que atenerse, pero de la misma forma respetarán la decisión del tripulante que se baje.
Esto es de caballeros nautas.
Yo tuve la sensación de no salir, pero tengo una historia personal:
“nunca me baje de un velero que tripule”
Y guarda con esto que comento.
Yo lo tomo como un desafió muy personal.
Para muchos no esta bien, pero a mí me sirvió para tomar experiencia y conocer mis límites.
Cada uno tiene que conocer sus límites y elije la forma de hacerlo.
Con esto no quiero hacer un alarde del riesgo que tome, pero cada uno toma lo suyo.
Esto es: “ante la duda consulte a su medico”
Y tu medico tiene que ser un nauta más experimentado que vos, para poder consultarlo.
Hoy después de algunas experiencias que tuve como esta, me siento capacitado para bajarme del barco que sea y donde sea (claro siempre y cuando este en puerto).
En ese momento estaba muy verde y no tomaba conciencia del peligro que corría.
Otro comentario:
Cuando se sale a navegar no hay horario que valga.
Si tenemos otro compromiso el fin de semana, ¡No se sale!
Por llegar a casa temprano, es cuando se toman riesgos inauditos…
Volviendo al cuento.
Soplaba muy fuerte el maldito sud-este.
Cuando nos acercábamos al velero un socio del club nos preguntaba:
-¿Van a salir con este pesto?
Jorge T. contesto:
-¡Claro!
-Si con este sud-este vamos a navegar rápido hacia el norte.
Respuesta del socio del club:
-¡No se ofendan muchachos!
-Nosotros con este sud-este, generalmente no salimos del club...
Jorge T:
-Bueno gracias por el consejo, pero ¡esta todo bien!
Mi pálpito no fallo, se me erizo la piel.
Aca no esta todo bien, y aparte ganaba la soberbia del Piloto.
Nunca subestimen la experiencia del nauta que les pasa el dato de un puerto, o lugar donde él navega.
Esa persona les esta dando la experiencia de navegar en el lugar, el dato mas preciado que tiene que tener un navegante.
No tengan vergüenza cuando hacen una navegación por un lugar que desconocen, de sacarse todas sus dudas con un lugareño.
Les voy a explicar que paso cuando se tomo esta decisión:
La lógica es, y muy acertada:
Voy a navegar al norte, que mejor para hacerlo que un viento del cuadrante sur.
Muy bien.
Cualquier navegante lo sabe y es lo que hay que hacer.
Pero, lo que nos quería indicar el socio del Náutico Quilmes era:
Que los navegantes del club, no es que no navegan con vientos del sur, sino que, no salen con terribles sudestadas por la falta de agua en el canal de acceso a su puerto.
Simple: el peligro por falta de agua.
De todas formas, con semejante rosca del sud-este no es bueno navegar el Río de la Plata, y esto lo sabe cualquier navegante de veleros en cualquier club de la rivera.
Tengamos en cuenta que Prefectura Naval Argentina con sudestadas muy fuertes como esta, cierra los principales puertos de salida.
Lo que sucedió después fue de terror.
Y como en todo accidente se produce la clásica secuencia de errores malditos.
Que no son fruto de la mala suerte o de la magia, sino que, son fruto de la negligencia humana.
Hay que hacerse cargo de los errores que cometemos para no volver a repetirlos…
Volviendo al relato pregunté:
-¿Izamos la mayor y desenrollamos un foquecito, aca en la amarra?
Respuesta del Piloto:
-No, lo vamos hacer en el canal de entrada.
Yo no lo podía creer y cuando reaccioné lo que estábamos haciendo, soltaron las amarras.
Para mí ya no había marcha atrás.

Croker Nauta
Foto gentileza Náutico Quilmes