
Cuando llegó el turno del mencionado objeto navegable, Ernesto se lo pide y ésta responde: NO, mejor dáselo a Lorenzo, tú tienes oportunidad de tener otro en cualquier otro momento.En esa casa se reunían gran cantidad de chicos del barrio para éste ritual. Pasan los años y esperando la creciente para botar el barco recién terminado, Lorenzo en el momento de soltar la cuña que lo mantenía en el continente le dice a Ernesto: Te acuerdas de aquella Navidad en Villa Margarita (Tigre) cuando tu querías el barquito y tu abuela me lo dio a mí, aquí te lo devuelvo y soltando la cuña el barco se deslizó sobre la anguilera y entrando en el agua comenzó a balancearse como saludando agradecido.
Lorenzo era Parodi, Ernesto Uriburu, el dueño del barco y el padre de la criatura, como él diría refiriéndose a Manuel M. Campos, pavada de personajes.
De allí en más el barco se convirtió en el centro del mundillo náutico de la época. Diseñado para viajes de cruceros extensos comenzó así un largo devenir por los mares del mundo que en su época y hasta el presente no fueron igualados.
Resumen de su historial:
El barco realizó tres navegaciones de crucero importantes, la primera de 1946 a 1948 en la que realizó la primera construcción histórica del primer viaje de Colón.
Los hermanos Uriburu habían traducido al inglés para Howard Chapelle, el libro “Los barcos de Colón” de Martínez Hidalgo, Por lo cual se inspiraron para realizar ese evento.
El Teniente de Navío Julio A.O. Vázquez los acompaño gran parte de éste primer viaje como navegador y fue reemplazado al llegar a La habana por el Teniente de Navío Ronald A. Kolliker Frers. La tripulación estaba formada además de los hermanos Uriburu por Miguel A. Britos (Lobo).
Los acompañaron hasta Río de Janeiro Manuel M. Campos y Alfredo Souto.En este primer viaje visitó catorce países y enarboló la bandera de Castilla y León a su llegada a Argentina, la cual fue donada al Museo Naval del Tigre.
El segundo viaje fue 1950/51 en donde corrieron la regata La Habana - San Sebastián.
En el tercer viaje 1954/55 llevaron el retrato al óleo del Almirante Brown a la Escuela Naval Militar de los Estados Unidos en Annapolis del pintor Maresca, a solicitud del Instituto Browniano. En esa oportunidad al dejar el cuadro el director de la escuela hizo una comparación de personalidades con la de John Paul Jones que era irlandés y fue el padre de la Marina de Guerra estadounidense. El teniente de Navío Pedro Margalot integró la tripulación como navegador y oceanógrafo, luego fue comandante del glorioso Fortuna y navegador del Ondine en la regata a Río del año 1979.
También corrieron por segunda vez la regata antes mencionada.
Los mares navegados en sus tres viajes son: Atlántico Sur, Atlántico Norte, Mar Caribe, Mar Mediterráneo, Mar Jónico, Mar Tirreno, Mar Rojo y Mar Cantábrico.
Por esto le fueron entregado infinidad de trofeos y es hasta el momento el que posee los tres más importantes del Cruising Club de América: Blue Water Medal 1947 del Cruising Club de América; Gallardete transoceánico 1951 del Cruising Club de América y John Parkinson Memorial Trophy de 1956, del mismo club.
Otro dato curioso es que en una ceremonia realizada en el City Island Yacht Club de New York se le regaló a la tripulación del Gaucho como símbolo de amistad deportiva
entre los dos países una bandera personal de Sir Thomas Lipton él más perseverante challenger de la Copa América, la cual fue izada al tope del palo mayor del Gaucho, justo para celebrar la iniciación de las regatas por ésta copa.
La bandera es de lana, color verde y blanco y se dice que Thomas la izó en su Shamrock en las numerosas tentativas de reconquistar la copa para Inglaterra.
En 1975 el barco ya con otro dueño visitó nuestro país. En honor a ello Bobby Uriburu realizó un modelo del Gaucho mucho más logrado para reemplazar al que actualmente se encuentra en el Museo Naval del Tigre, también de su autoría. El modelo llegó con vitrina en escala 1:20 y fue expuesto en el Yacht Club Argentino con una leyenda que hacía mención a lo expresado. Salió publicado el evento en Yachting Argentino, con una foto del mismo y Bobby detrás, pero nunca llegó al Museo. La foto aún la conservo pues a mi padre le envió otra dedicada.
Unas sin fin de anécdotas y relatos de los viajes pueden ser releídas en el libro “65000 millas a bordo del Gaucho” que se puede consultar en las mejores bibliotecas del ambiente náutico.
José C. A. Di Salvo.